Queridos
amigos y lectores,
“¡PAZ
A VOSOTROS!” Estas fueron las palabras de nuestro Señor Jesucristo para sus
apóstoles/discípulos justo después de resucitar de los muertos. Documentado en
Juan 20:19, sus seguidores más cercanos estaban reunidos en el aposento alto en
Jerusalén a puertas cerradas (probablemente bajo llave) por temor a los judíos.
Se encontraban solos y de un momento a otro Jesús apareció entre ellos.
Entonces sopló sobre ellos y dijo, “RECIBAN EL ESPÍRITU SANTO”.
El
texto no nos dice claramente si Jesús simplemente se les apareció de la nada o
si pudo traspasar una pared (como la mayoría suponen hoy en día). Esto es menos
importante que el hecho de que Jesús vino a sus discípulos cuando más lo
necesitaban. Cuando se encontraban evidentemente confundidos, alterados y
temerosos.
Me
maravillo con este acontecimiento. Imagínate a estos mismos hombres caminando
con Él durante su ministerio físico en esta tierra. Le vieron resucitar
muertos, sanar enfermos, restaurar la visión de los ciegos, sanar lepra y una
verdadera plétora de señales y maravillas imposibles nunca antes vista por el
humano. Creían completamente que Jesús era el mesías de Israel, que era el Hijo
de Dios y también que era Dios en forma humana. Debemos recordar que el pueblo
judío había estado orando por el advenimiento de su mesías por siglos. Pero hay
evidencia para sospechar que los líderes religiosos judíos veían al mesías como
un líder político militar enviado por Dios quien sometería las legiones romanas
y se sentaría en su trono como rey de Israel. Sin embargo, esto no fue lo que
recibieron. En lugar de esto, recibieron al Cordero en una travesía para salvar
a la humanidad y en quien ésta pondría su fe y confianza. Esperaban un león y
recibieron un Cordero. Puedo comprender su confusión.
No
hubo entonces ni lo hay ahora el entendimiento entre el pueblo judío (excepto
por la iglesia mesiánica) que el Mesías vendría en dos ocasiones. Una vez como
el Cordero como se muestra en Isaías capítulo 53 (los pasajes del siervo
sufrido) y una segunda vez como el León de la tribu de Judá (Apocalipsis 5:5);
aunque debemos tomar en cuenta que en los días de la primera venida de Jesús,
Juan aún no había documentado los acontecimientos de los días finales en el
libro de Apocalipsis. Asimismo, la única mención real de JUDÁ en conexión a un
LEÓN se encuentra en Génesis 49:9-10 (un cachorro de león es Judá). En ese
tiempo había poco o ningún concepto de teología de cordero/león.
Entonces
aquí estaban discípulos en el tiempo del arresto de Jesús y su subsecuente
muerte en la cruz del Calvario. Aunque Jesús les había dicho lo que se
avecinaba en su propio futuro inmediato, ellos estaban impactados de
sobremanera cuando la mismísima persona en la que habían puesto toda su
confianza y fe ahora estaba muerta. Estos hombres estaban asustados,
confundidos y quizá algo amargados. Luego María Magdalena descubre que Jesús no
yacía más en la tumba y de hecho ve y
habla con este hombre previamente muerto y les informa a los discípulos que
Jesús realmente está vivo. Por favor imagínate esta escena y pregúntate cómo
responderías a ese tipo de sobrecarga de información. Esa misma noche están
encerrados en un cuarto, paralizados de miedo y confundidos y de repente
aparece Jesús entre ustedes. No solamente sopla el Espíritu Santo sobre ustedes
sino que hizo algo que siempre se creyó imposible para el ser humano. Les dio
el poder y la autoridad de perdonar pecados. Este acto en sí hubiera sido
blasfemo para los líderes religiosos porque hasta entonces ÚNICAMENTE DIOS
podía perdonar el pecado.
¡Ciertamente
eran acontecimientos impactantes! Seriamente dudo que nuestra generación haya
experimentado algo que se acerca siquiera a lo que Pedro, Juan y los demás
hicieron durante estos acontecimientos. Y ahora estamos aquí – nuestra
generación, en lo que puede llevarnos hasta el fin de los tiempos. Hay cosas
terribles sucediendo en el mundo estos días, desde el surgimiento de otra
guerra fría hasta un Medio Oriente colapsado, amenazas de guerra comercial, un
mercado de valores errático, guerras prolongadas que han consumido 7 billones
de dólares en 17 años, nuevas y aterradoras amenazas nucleares, y la lista
sigue.
Para
aquellos que somos seguidores de Cristo, la pregunta es ¿cómo respondemos a
todo esto? Sabes, una mujer muy tierna me preguntó si ella y su esposo deberían
considerar tener hijos. Otros están preocupados por sus inversiones o pensiones,
cuestiones de salud, problemas familiares, pérdidas de seres queridos y una vez
más, la lista sigue.
Algunos
encuentran consolación en el arrebatamiento inminente de la iglesia, aunque
sinceramente hablando nadie sabe cuándo se llevará acabo o siquiera si sucederá
durante nuestra vida física. Algunos encuentran seguridad a través de la
palabra de Dios y la comunión con su congregación, lo cual es algo muy bueno.
Pero en el fondo muchos tenemos el pensamiento de que el mañana es
peligrosamente incierto. ¿Cómo proceder? ¿Quizá aquella tierna mujer tiene un
buen punto?
Para
mí, yo he llegado al punto en mi vida que sin importar lo que suceda no
cuestiono la supremacía de Dios sobre los acontecimientos mundiales. ¡Nada le
sorprende a Él! Esto no significa que dejan de preocuparme los inquietantes
acontecimientos mundiales porque ciertamente me preocupan.
Un
ejemplo: En muchas ocasiones en la iglesia hemos orado por los enfermos de
acuerdo a las escrituras y he tenido el placer de ver a algunas de estas
personas salir sanadas mientras a otras no. No cuestiono eso porque Dios es
soberano y yo no lo soy. Muchas veces he orado por una persona pero Dios ha
contestado de maneras inesperadas. No lo cuestiono porque Él es soberano
mientras yo no lo soy. Sencillamente no culpo a Dios por nada (lo cual hacen
muchos cristianos, lamentablemente) y no dudo de Él.
Esto
me da una especie de libertad pacífica en esto mundo que muchos no tiene. Para
mí, junto con la fe de saber que Él está en control total, viene la paz que
sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7). Pienso que comprendo un poco
cómo los apóstoles y seguidores de Cristo han de haberse sentido cuando se paró
en medio de ellos en el aposento alto y dijo “PAZ A VOSOTROS”. Encuentro
consuelo en las palabras de Pablo en 1 Corintios 16:13, “Velad, estad firmes en
la fe; portaos varonilmente y esforzaos.” También en sus palabras en Efesios
cuando habla de la armadura de Dios en el capítulo 6, versículo 13 y les dice
que cuando han hecho todo lo posible, “resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, ¡ESTAR FIRMES!”
¿Crees
que es fácil para mí decirlo? En el caso que pienses que soy algún tipo de
gigante espiritual, nada podría estar más lejos de la verdad. Soy padre de un
hijo discapacitado, marido de una mujer maravillosa y vivimos en lo que algunas
personas se refieren como a un país de tercer mundo. Tengo preocupaciones y
temores como cualquiera. Hay drogas, violencia y crimen como en la mayoría de
los países hoy en día. Mi posición como pastor requiere que trate con muerte,
bebés enfermos, divorcios, peleas, rumores y todo tipo de problemas y dramas
desagradables comúnmente experimentados por la humanidad (pero también trato con
cosas buenas).
Yo
solamente soy un hombre que ha ESCOGIDO creer en la Biblia y en cada palabra
que en ella se encuentra. DECIDO depender de mi Dios quien me dice, “NO TEMAS,
YO ESTOY contigo siempre, hasta el fin del mundo”. No tengo que entender por
qué suceden las cosas como suceden frecuentemente. Solamente DECIDO aceptar que
mi Señor y Salvador Jesucristo realmente es Dios y que Él realmente está en
control; incluyendo mi vida, la vida de mi hijo, la vida de mi esposa, las
vidas de mis amigos y las vidas de mi congregación. Decido estar de pie. Decido
tener fe en alguien mucho más grande que yo.
Solamente
soy un hombre común y corriente que ESCOJE saber con seguridad que nada en este
mundo ni en los acontecimientos del mundo hoy son sorpresa para el Dios que me
creó.
Esta
es la única consolación que puedo ofrecer a alguien que esté leyendo esto que
tenga temor o esté sumamente preocupado por los acontecimientos peligrosos en
el mundo de hoy, porque yo también lo estoy.
Dios
les bendiga,
Pastor Rance
Pastor Rance